×
20 noviembre, 2017
26 febrero, 2019
03/12/2018
Long Read
a leer

Paolo Quinteros: La felicidad de volver a usar la camiseta más amada

LA RIOJA (Clasificatorios de las Américas a la Copa del Mundo de Baloncesto FIBA 2019) - A menos de dos meses de cumplir 40 años, Paolo Quinteros recibió la noticia que había esperado por mucho tiempo y que ya pensaba nunca llegaría. Volvió a ser citado al seleccionado argentino de básquetbol. La camiseta 11, el mismo número que había utilizado en su última participación con el conjunto nacional, lo esperaba para volver a formar parte de ese grupo de elite. “Fueron muchas emociones juntas. Cuando en el vestuario me puse la camiseta de la Selección me sentí como si fuera la primera vez. Tenía las mismas sensaciones que cuando debuté con Argentina. Estaba feliz y disfruté mucho de los partidos y también el día a día”, dice Quinteros. El escolta vuelve unos días el tiempo atrás para contar cómo fue el momento en el que se enteró de la citación: “Cuando me dieron la noticia de la convocatoria, recién había terminado de entrenar y me quedé en el vestuario unos minutos reflexionando y me vinieron muchas imágenes de la última vez que había jugado en la Selección, en el Preolímpico que ganamos en 2011 en Mar del Plata, con todos los partidos a estadio lleno”.

Cuando el almanaque marcó jueves 29 de noviembre, se produjo el regreso. Paolo salió en la formación inicial para enfrentar a Estados Unidos y así se adueñó de un récord: con 39 años y 318 días fue el más veterano de la historia en jugar para el seleccionado argentino (el 2 de diciembre superó su propia marca contra México). El comienzo no fue como deseaba. Mal momento colectivo y pobre producción individual en ataque: falló sus primeros 6 intentos al aro. Los primeros puntos en su casillero personal aparecieron en el tercer cuarto y el primer triple, su especialidad, recién en el último período. “No estaba nervioso, pero sí cauteloso. Tuve que aprender los sistemas en dos días, no era poca cosa lo que se estaba jugando, cada pelota era importantísima y eso te lleva a no ser tan auténtico, a no ser lo que uno es en su club. Pero lo importante era que el equipo ganara y que si no estaba fino en ataque pudiera estar bien en defensa. Si bien tomé muy buenos tiros, muchos no entraron, pero me quedo con las victorias”, explica Paolo.

El escolta de Regatas Corrientes sabe que rol debía ocupar en este nuevo llamado al seleccionado: “Si bien soy el jugador más veterano de este plantel y tengo mucha experiencia, fui muy respetuoso del proceso de estos chicos que vienen jugando hace mucho tiempo juntos, todas las ventanas. Esta era mi primera vez después de mucho tiempo y tenía que ubicarme en el lugar que me corresponde. Vine a ser uno más del equipo y no a buscar protagonismo”. Y agrega: “Con el único que había compartido en el seleccionado era con Luis. A los demás los conocía por haberlos enfrentado en la Liga Nacional o haber jugado juntos con un par. A pesar de la diferencia de edad me integraron muy bien. Son chicos muy respetuosos y yo estoy muy agradecido de que ellos me transmitieran su respeto. Igualmente, apareció alguna broma respecto a la edad. Me decían que yo era el nuevo proyecto del básquetbol argentino”.

Paolo Quinteros, hasta estos dos partidos por la clasificación mundialista, había disputado 10 torneos con el seleccionado argentino. Desde el debut en el Campeonato Sudamericano 2003, contra Chile, hasta el Preolímpico 2011. En ese lapso tuvo mucha dificultad para conseguir un lugar en los planteles definitivos, sobre todo cuando Argentina presentó a sus mejores jugadores. Es que en su posición tenían un lugar asegurado Emanuel Ginóbili y Carlos Delfino. “Nunca renegué de eso, al contrario. Me costó mucho insertarme y tener oportunidades por la presencia de dos monstruos como Manu y Carlitos, pero igualmente lo pude hacer. Y eso para mí es un premio mayor. Haber sido el guardaespaldas de ellos dos fue un logro más grande. Si no hubieran estado, yo podría haber jugado más en la Selección, pero seguramente Argentina no habría conseguido tantos éxitos”, analiza Quinteros.

Las actuaciones más destacadas de Paolo con la camiseta argentina hay que ir a buscarlas más de diez años atrás. En 2007, en Las Vegas, promedió 11,2 puntos por partido en una gesta heroica del seleccionado argentino, que con ausencias importantes consiguió la clasificación para los Juegos Olímpicos. “En ese Preolímpico Sergio me dio toda la confianza, hicimos un grandísimo torneo y logramos la clasificación para Beijing”, recuerda. Y en 2008, si bien no tenía mucha participación en los Juegos Olímpicos, tuvo su gran momento. El 22 de agosto se lesionó Manu Ginóbili contra Estados Unidos y dos días después Quinteros anotó 11 puntos (3 de 4 en triples) en 15 minutos contra Lituania por la medalla de bronce. “Me tocó tener más minutos y los aproveché. Junto con Leo Gutiérrez metimos una ráfaga de triples que fueron importantes para despegarnos en el tanteador”, rememora.

Tanto en esas participaciones llenas de brillo como en este inesperado regreso hay un responsable que tiene una luz especial en la carrera de Quinteros. Ese es Sergio Hernández. “Él es todo en mi carrera. Fue el que confió en mí dándome la posibilidad de jugar en la Liga Nacional. Supo sacarme el mayor jugo posible y mantuvo siempre esa confianza. Después de ganar todo en Estudiantes de Olavarría me llevó a Boca y luego a la Selección. Estoy muy agradecido de haberlo tenido como entrenador y de todas las oportunidades que me dio”, reconoce el escolta.

La madurez y la inteligencia de Paolo lo hacen mantenerse con los pies sobre la tierra respecto a su continuidad en el equipo argentino: “Sé que por ahora fueron solamente estos dos partidos. Soy muy consciente de que hay jóvenes con mucho talento y que son los que nos van a representar en las distintas competencias. Hay que darles su espacio como en su momento lo hicieron con nosotros. Solo disfruto estar ahora acá. No me ilusiono para después no golpearme contra la pared. En mi puesto hay tremendos talentos como Nico Brussino y Lucio Redivo además de Luca Vildoza y Nico Laprovittola que pueden jugar de escolta. Son ellos los que deben llevar el peso de la Selección”. Y si este fue el último llamado, Quinteros recordará esta oportunidad con felicidad: “Si no vuelvo a ser convocado, que es muy probable, voy a tomar estos dos partidos como un buen cierre de mi etapa en la Selección. Tenía una cuenta pendiente que ahora está saldada. Cuando llegue el momento del retiro y repase mi carrera recordaré que tuve un ciclo que cerró bien”.

La sonrisa no se le borra de la cara a Paolo Quinteros. Si bien es el jugador de más edad en ponerse la camiseta argentina de la historia, lo disfrutó como un niño al que le dan la posibilidad de jugar por primera vez.

Pablo Cormick
FIBA