OLÍMPICOS: Comienzos humildes

El brillo y el glamour que se encuentra en el torneo olímpico de baloncesto en la era moderna no se lo podía encontrar en 1936, cuando se desarrollaron los Juegos de Berlín.

El juego, que ya se disputaba desde hacía 45 años cuando fue inventado por el Dr. James Naismith en Springfield, Massachusetts, tenía su debut olímpico en Alemania.

Todo era tan distinto en Berlín, con jugadores de 1.85 metros de altura que se suponían que serían prohibidos de la competencia.

Esa regla ha quedado afuera luego de una queja de Estados Unidos que tenían a Joe Fortenberry y Willard Schmidt (ambos de 2,04 metros), Frank Lubin (2,01) y Ralph Bishop (1,89) dentro de su plantel.

En cuanto a los partidos, no se disputaron en un gimnasio con piso de madera, sino que han sido jugados al aire libre, y en un campo de juego de tierra y arena.

Imagine la escena cuando llovía, y llovía mucho, ¡algo que ocurrió!

El partido por el título fue jugado un día de lluvia y eso mismo ocurría en medio de la disputa del encuentro final, mojando a los espectadores.

Las condiciones no eran las ideales para el baloncesto, por lo que no ha sido sorpresa que esa final haya sido de un bajo marcador, donde Estados Unidos venció a Canadá por 19-8.

Ese tanteador final no ha sido tan bajo como sí lo fue el primer resultado.

Los Juegos de Berlín se desarrollaron tres años antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, pero la Guerra Civil en España comenzó apenas menos de un mes antes y de los Juegos y ha causado que su seleccionado nacional no pueda presentarse ante Estados Unidos en su primer juego.

Los norteamericanos se han declarado ganadores y se les ha adjudicado un resultado de 2-0, la primera de cinco victorias del equipo de Estados Unidos.

FIBA