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    Marquinhos, el bicampeón de la Basketball Champions League Americas

    MIAMI (Estados Unidos) - El alero se consagró con Flamengo en 2021 y repitió la conquista con Sao Paulo en 2002.

    MIAMI (Estados Unidos) - La consagración de San Pablo como campeón invicto de la Basketball Champions League Americas 2021-2022 fue el final de un recorrido maravilloso para el equipo tricolor. Uno de los grandes protagonistas de ese éxito fue Marquinhos, quien promedió 17,9 puntos -con 43% en triples-, 4,5 rebotes y 2,9 asistencias por partido en el torneo. En la victoria 98-84 ante Biguá en la final aportó 16 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias. "Fue un título muy importante porque Sao Paulo es un club nuevo en el básquetbol de Brasil. El proyecto era crecer un poco cada año, pero este fue un salto muy grande. Estoy muy feliz de ser parte de este equipo", explica Marquinhos.

    Desde que el máximo torneo continental cambió de nombre y de formato, hubo tres campeones diferentes: Quimsa, Flamengo y San Pablo. Si bien ningún equipo pudo repetir la gloria, hubo un jugador que sí lo hizo: Marquinhos. "Es una felicidad enorme porque muestra que mi trabajo en cada temporada está siendo bien ejecutado. Tengo la confianza de buscar siempre algo más grande. Llegamos dos veces a la final cuando jugaba en Flamengo: en la primera perdimos contra Quimsa y el año pasado pudimos hacer un muy buen campeonato para ser campeón. Y en esta oportunidad fue un escenario totalmente diferente por la ambición que tenía San Pablo. Sabíamos que era un torneo duro, con grandes equipos. Salió todo bien en la final y pude ser otra vez campeón", dice el alero.

     

    Marquinhos ya había sido campeón continental en Río de Janeiro, su ciudad natal: en 2014 fue el máximo anotador de Flamengo, que consiguió ese título en el Maracanazinho. Esta vez, Río lo vio consagrarse pero con un equipo de otra ciudad. "Fue muy especial ganar en el Arena Carioca 1. Yo tengo una muy linda historia ahí: convertí un doble decisivo para ganarle a España en los Juegos Olímpicos de 2016, además de haber jugado partidos importantes con Flamengo. Es cierto que también ahí hubo partidos que no fueron felices para mí como la derrota contra Argentina en los mismos Juegos Olímpicos, pero el básquetbol no se trata solo de victorias, tiene altos y bajos. Esta vez pude ser campeón en este estadio al que le tengo mucho cariño acompañado por mi familia y mis amigos. Estoy orgulloso y feliz de haber sido campeón en Río de Janeiro, que es mi casa".

    El inicio del camino de Marquinhos en el básquetbol fue lejos de casa. "Cuando tenía 9 años nos mudamos con mi familia a San Pablo y ahí comencé a jugar en la escuela. Un profesor me llamó para ser parte del equipo y empecé a tomarle el gusto al juego. Ganamos un campeonato y luego fui invitado a jugar un torneo entre distintas escuelas de San Pablo. Allí, André Germano, un entrenador de categorías formativas, me llevó al club Monte Líbano", dice el alero. Ya como profesional, debutó en Corinthians, luego jugó en Bauru y fue contratado por Pesaro, de Italia. No pudo disputar la liga italiana por no tener pasaporte comunicatorio europeo, entonces estuvo a préstamo en Corinthians, Mogi das Cruzes y Sutor Montegranaro, de la Segunda División de Italia. Volvió a Brasil para jugar en San Carlos y desde allí dio el gran salto a la NBA. New Orleans Hornets lo seleccionó en el puesto 43 del draft de 2006 y el brasileño disputó dos temporadas en la mejor liga del mundo.

    "Fue una experiencia muy bonita a la que no le cambiaría nada. Competí contra los mejores, aprendí de ellos y eso le agregó mucho a mi juego. Cumplí el sueño que había tenido desde niño y por el que había luchado. Me hubiera gustado estar más tiempo, pero aunque no fue posible la recuerdo como una gran experiencia".

     

    En los Hornets, Marquinhos fue compañero de Chris Paul, elegido entre los mejores 75 jugadores de la historia de la NBA: "Es una leyenda y fui feliz compartiendo equipo con él. Disfruté de jugar con él tanto en los partidos como en cada entrenamiento".

    El regreso de Marquinhos a Brasil lo tuvo como protagonista en Pinheiros y luego llegó una extensa y exitosa etapa de 9 años en Flamengo, en donde consiguió seis títulos de la liga brasileña, una Liga de las Américas, una Copa Intercontinental y una BCLA. A pesar de ser un ídolo absoluto, el alero decidió ponerle punto final a su período en el Menago. "Todo jugador sabe cuándo comienza un ciclo y cuándo debe terminar. Sentí que debía cerrarse por algunas decisiones que tomaron los dirigentes que estaban al frente del equipo. Ya no me sentía parte y por eso busqué algo nuevo. Recibí una muy buena propuesta de San Pablo, con un proyecto ambicioso y no lo pensé dos veces. Mi padre, mi hermano y yo somos hinchas del club, entonces era un sueño jugar con la camiseta del club de mi corazón", dice Marquinhos.

    Y agrega: "Flamengo marcó mi carrera, ya que conocí grandes personas e hicimos historia. Sería un sueño poder volver algún día desde el lugar que me toque. Vivo muy cerca, conozco a la gente que trabaja ahí y mi esposa tiene una linda conexión con el club".

    Mariana Brochado fue una gran nadadora de Flamengo y del seleccionado de Brasil. Con Marquinhos se conocieron a través del club rubro-negro. "Mi esposa trabajaba en un canal de televisión, me hizo una entrevista y ahí nos conocimos. Ella había sido nadadora del club y luego olímpica: compitió en una final de Atenas 2004. Nos conectó el deporte y formamos una familia". Maria Eduarda -"Duda"- y Beatriz -"Bia"- son las hijas de esa pareja que se unió a través de Flamengo.

     

    El club de Río de Janeiro también le dio a Marquinhos a sus compañeros más queridos: "Olivinha, con el que compartimos mucho tiempo, y Franco Balbi, que me marcó por su profesionalismo y su personalidad". Justamente Balbi fue protagonista indirecto de una imagen muy emotiva: en los festejos por el título de la BCLA 2021 Marquinhos se puso la camiseta del argentino. "Me puse en su lugar. Él había sido parte de ese proceso y no pudo estar en las finales por la dura lesión que sufrió. Estaba pasando un momento triste y quise hacerlo sentir parte de esos festejos", dice el brasileño. Y agrega detalles sobre su vínculo con Balbi: "Ya no compartimos equipo con Franco, pero será un amigo toda la vida. Lo admiro como persona y como jugador. Nuestras mujeres también tienen una linda amistad. Cuando él llegó a Río de Janeiro lo ayudé porque considero que lo más importante de esto es el lado humano. Yo había pasado por la situación de llegar a un lugar desconocido en otro país y en un primer momento es muy difícil".

    Esos gestos de Marquinhos no coinciden con la imagen recia que tienen de él los que solo lo han visto en los partidos. "Son dos cosas bien distintas. Como jugador soy muy competitivo. Desde el momento en el que entro a la cancha pocas veces me verán sonreír o hacer chistes. Siempre quiero ganar, juego muy duro y disputo cada pelota de esa manera. Por eso transmito una imagen de una persona fría y seria, ya que estoy compenetrado en mi trabajo. En cambio, en el día a día me entreno con seriedad y al mismo tiempo me divierto con mis compañeros", dice el flamante campeón de la BCLA.

    Al momento de elegir a los entrenadores que más lo marcaron en su carrera, Marquinhos no duda: "André Germano, que me quedará grabado para siempre por haber sido el primero, Claudio Mortari y Rubén Magnano, que tuvo una participación muy importante en mi desarrollo en la Selección".

    El seleccionado brasileño fue otro de los grandes logros de Marquinhos como jugador. Desde el debut en 2007 en los Juegos Panamericanos de Rio hasta 2021 formó parte de distintos procesos. "Me despedí con buenos recuerdos. Era el momento de parar y darles la oportunidad a nuevos jugadores. Fue un honor para mí jugar en la Selección, que era un gran objetivo de mi carrera. Me siento realizado por haber participado en Mundiales y Juegos Olímpicos", dice el alero.

    Lo que todavía no tiene un punto final definido es la trayectoria de Marquinhos como jugador profesional. Cerca de cumplir 38 años, se siente pleno para continuar: "Dejo que las cosas sucedan. No decidí cuándo se terminará. Soy un jugador muy bien dotado físicamente, no tuve lesiones importantes y cuidé mucho de mi cuerpo durante toda mi carrera. Amo mi profesión y la disfruto en cada momento, entonces seguiré hasta que sienta que deba parar de jugar".

    A diferencia de cuando juega, Marqunihos ríe durante toda la entrevista. Lo desborda la felicidad de haber vuelto a levantar la copa de la Basketball Champions League Americas. Y también la de disfrutar de competir en el deporte que ama.

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