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17 febrero, 2020
23 febrero, 2021
21/02/2021
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Fausto Ruesga vive un sueño mágico


CALI (Colombia) - La primera acción con la que Harry Potter sorprendió a todos en Hogwarts fue la de elevar su escoba con una sola indicación. Instantes después levantó vuelo con absoluta facilidad.

La primera virtud con la que Fausto Ruesga llamó la atención del mundo del básquetbol fue la de saltar tan alto para volcar la pelota que parecía que volaba. Sí, como Harry Potter, el personaje del que el alero es fanático.

En su flamante convocatoria al seleccionado argentino de mayores, Ruesga ocupa el tiempo libre en leer el segundo libro de la saga del mago más famoso del mundo: Harry Potter y la cámara secreta. Tanto en el hotel de Buenos Aires antes del viaje, como ahora en el de Cali en el que esperan por los partidos clasificatorios para la AmeriCup, las habitaciones son individuales y la tranquilidad para la lectura es ideal. A Fausto no le ocurre lo mismo cuando comparte con un compañero durante la Liga Nacional. Allí le cuesta leer.

El joven de 20 años saca ventajas con su destacada capacidad de salto, pero no le gusta ser reconocido solo por esa cualidad. De hecho, trabaja para mejorar diferentes aspectos de su juego. "Comencé a tomar más lanzamientos de tres puntos y fui ganando confianza en esa faceta. También estoy trabajando en el dribbling. Esos son los dos aspectos que estoy buscando mejorar. Y me pondré otras metas porque quiero ser un jugador cada vez más completo," dice Ruesga.

Los basquetbolistas argentinos nacidos en este siglo ya no tienen como referentes inmediatos a los de la Generación Dorada. Sus modelos a seguir forman parte del equipo subcampeón del mundo en 2019. Por eso, para tomar referentes en su puesto, si bien reconoce la trayectoria de Andrés Nocioni, Ruesga observa a Gabriel Deck, su ídolo: "Me gusta su manera de ser adentro y afuera de la cancha. En el juego, sabe hacer un poco de todo y eso ayuda al equipo. En ataque tiene variantes y en defensa puede encargarse de jugadores de casi todas las posiciones."

Bahía Blanca es la ciudad que respira más básquetbol en Argentina. Allí nació y creció Fausto Ruesga. Su padre César fue jugador y dirigente de Olimpo, uno de los clubes más importantes de la ciudad. Él fue quien lo orientó hacia la práctica del deporte, por supuesto en su club. Allí Fausto jugó hasta 2018. Ese año ganó dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires: en el torneo 3x3 y en el concurso de volcadas. Allí su nombre se leyó y escuchó en todo el país. Ese chico que empezaba a competir cada vez más seguido abandonó sus estudios, a pesar del pedido de su madre Ana. "No terminé la escuela secundaria. Tenía que rendir a fin de ese año y no lo hice porque se me complicó por los torneos. Ahí decidí dejar el colegio momentáneamente hasta ahora, ya que dentro de dos meses voy a retomarlo por internet. El club me consiguió una escuela con la que puedo hacerlo on-line y de esa manera voy a poder hacer los dos años que me faltan," dice Fausto. Y agrega: "En mi familia me pedían que lo hiciera, pero yo decidí enfocarme en el básquetbol. Ahora quiero hacerlo para luego poder estudiar una carrera universitaria porque quiero tener un futuro cuando deje de jugar."

Su carrera profesional recién comienza. Debutó en la Liga Nacional con Bahía Basket en 2019 y aunque le queda mucho desarrollo por delante, Ruesga ya tiene bien claro uno de sus grandes objetivos: "Me gustaría poder ir a un club de Europa. No sé si a un equipo top, pero sí a uno bueno para seguir creciendo como jugador."

Así como lo hace en Bahía Basket, Ruesga lucirá el número 22 en su camiseta de Argentina. "En la quiniela es el loco y me identifica. En mi familia, sobre todo mi mamá, me dicen que estoy medio loco por mi forma de ser y yo también lo siento así. Es difícil de explicar, pero tengo actitudes que descolocan a algunas personas y no muestro interés en lo que a otros les preocupa," explica el alero.

 

Fausto es parte de la generación del 2000 que recibió muchos elogios en el básquetbol argentino y a la que se le pronostica un futuro próspero. "Escuché esos comentarios. Hay muy buenos jugadores en mi camada. Leandro Bolmaro y Juani Marcos que están en Barcelona, y Francisco Farabello y Fran Cáffaro que juegan en universidades de Estados Unidos. Los demás estamos en la Liga Nacional, algunos con roles destacados," dice Fausto.

El bahiense ya tiene experiencia internacional en categorías formativas. Participó del Sudamericano U17 en 2017, del FIBA Américas U18 en 2018 y del Mundial U19 en 2019. Disfrutó de la sensación de vestir la camiseta del equipo nacional y quiere mucho más: "Me encantaría jugar en un Mundial y en los Juegos Olímpicos."

Ruesga inicia su aventura con la selección argentina de mayores. Empieza a rodar su primera película con la camiseta más amada. Sueña con que sean muchas como las de Harry Potter, de quien le gustaría poder aprender hechizos para aplicar en una cancha. Tal vez, en un futuro el apodo de Fausto pase a ser el Mago.

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