19 enero, 2018
25 marzo
05/03/2018
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Cristian Cortés, nueva vida, entre el tango y los mariachis

Por: Alejandro Pérez

BUENOS AIRES (DIRECTV Liga de las Américas 2018) - "Ya no me interesaba volver a jugar al básquetbol. Solo quería poder caminar sin dolor". La frase suena cruelmente dolorosa, pero mucho más cuando el recuerdo transporta a Cristian Cortés a sus 21 años, en Buenos Aires.

Hoy, ya con 27 años, el argentino disfruta de un presente gratamente opuesto, con una vida deportiva sana y en el más alto nivel, aunque con una particularidad, la transita en México, su tierra materna.

El deporte ofrece momentos maravillosos, pero también otros ingratos. Abre posibilidades inimaginadas para algunos y situaciones desgraciadas para otros. A Cortés, estas últimas, lo tuvieron a prueba, arrinconado.

"Tenía 19 años, había jugado poco antes el Mundial Juvenil con Argentina, y tuve una lesión de difícil rehabilitación. Unos sobrehuesos en la insersión de los dos tendones de Aquiles. Ahí empezó mi calvario. Me operaron y no hubo solución. Durante casi tres probé con varios tratamientos y ninguno daba resultados. Gasté mucho dinero en recuperarme, pero el problema no se iba", explica el jugador, nacido en Rosario.

Cuando ya había empezado a participar con Obras en la Liga Nacional, todas las ilusiones parecieron derrumbarse. "Estuve cerca de dejar el básquetbol. Si hasta me había puesto a estudiar periodismo deportivo, porque tenía asumido que, con 21 años, era el final de mi carrera. Pero hice un último intento, aunque más pensando en tener una vida normal, que en volver a jugar. Me inyectaron ´plasma rico en plaquetas´ y eso, lentamente, me sacó adelante", recordó.

Aquí hay que hacer un alto en esta historia para volver varios años atrás, aún antes del propio nacimiento de Cristian Cortés, para conocer cómo se formó su familia, ya que eso sera clave, tiempo después, en su vida deportiva.

Su padre, Hugo, fue futbolista profesional, surgido de las categorías menores de Rosario Central. A mitad de los años 70 jugó, como arquero, para el Atlante de México, donde conoció a la mexicana Maria Balbuena, para luego casarse y tener su primer hijo. Retirado del fútbol, Hugo, junto a su familia, volvieron a radicarse en Rosario, donde nacieron otros tres hijos, el último de ellos, Cristian.

Ahora retomamos su historia deportiva. Ya reclutado desde Rosario por Obras, con 17 años, su compeñaro, el estadounidense nacionalizado argentino, Tyler Field, lo alentó a sacar el pasaporte mexicano, explicándole que podía ser una opción de trabajo a futuro. "Me nacionalicé mexicano no pensando en jugar ahí, si no por darle una alegría a mi mamá. Para ella era importante que tuviera su misma nacionalidad".

Era lógico que Cortés no pensara en jugar en México, porque apuntaba su carrera deportiva en Argentina, donde se destacaba en su generación e integraba selecciones nacionales y ya empezaba a dar sus primeros pasos en el profesionalismo. Pero poco después llegaría la ingrata lesión y todo se complicó.

En 2012, cuando recién el tratamiento de inyecciones lo había puesto en cancha nuevamente y sin ofertas en su país, le salió la posibilidad de jugar en Mogi das Cruzes de Brasil. El ascenso a la NBB parecía anunciar el regreso de los buenos tiempos, pero ya jugando la Liga de Brasil, la lesión reapareció (necesitó otra cirugía) y los malos augurios retornaron.

Fue en 2013 cuando la situación comenzó a cambiar, aunque lentamente. Lo cuenta el propio Cortés: "El entrenador argentino Daniel Jaule dirigía Abejas de Guanajuato en la Liga de México. No sé cómo, pero se enteró que yo tenía pasaporte mexicano y me ofreció ir a jugar. Decidí afrontar el desafío para vivir una experiencia nueva. Pero me fue mal. Venía de estar inactivo siete meses, sin ritmo y no pude jugar en buen nivel. No logré adaptarme y me volví".

Regresó a Argentina y jugó para Estudiantes de Concordia en la segunda división. En la temporada siguiente, la 2014-2015, pasó algo inesperado. El campeón de México, Halcones Rojos de Veracruz, le ofreció un contrato. "Me sorprendió, porque no había jugado bien en Abejas. Pero Eddie Casiano, el entrenador, me dijo que necesitaba un jugador con mi estilo, distinto al del jugador mexicano. Además, me atraía el poder jugar la Liga de las Américas. Ahí mejoré mi nivel, pero la que empeoró fue la economia del equipo. Empezaron a debernos mucho dinero y eso repercutió en los resultados", cuenta Cortés.

La imagen de Cortés habia mejorado, por eso Halcones Rojos le ofreció renovar el contrato para la temporada 2015-16. "Me quedé para tratar de cobrar la deuda, pero los problemas fueron cada vez peores, hasta que a fin de diciembre, regresé a Argentina. Firmé un contrato temporario con Quimsa para jugar la Liga de las Américas y cuando terminó, me sumé a Lanús para la Liga Nacional. Ya me sentía bien físicamente, sin dolores y en ritmo".

Confiado en sus condiciones, aceptó un contrato con Argentino de Junín, en su país: "Argentino es un club que no paga mucho, pero siempre da buenas oportunidades deportivas, un equipo humilde, pero que siempre da pelea. Pero en medio de la temporada recibí una oferta de Fuerza Regia, un equipo poderoso económica y deportivamente, de México. No podía desaprovechar esa chance. Los directivos de Argentino lo entendieron y se portaron muy bien conmigo, liberándome".

Y en Monterrey sí que Cristian Cortés relanzó su carrera. "Me cambió la vida deportiva, porque pasé a jugar en un equipo protagonista en México y a nivel internacional, en el que puedo tener mucha participación por la confianza que me tiene el entrenador Olmos. Fue una gran decisión venir a Fuerza Regia, que me permite competir en un alto nivel", agregó.

Al jugador argentino no le importa que todos los días deba realizar 40 minutos de una rutina diaria de 20 ejercicios para sus pies. Esta etapa le permitió ser campeón mexicano con el equipo de Monterrey, jugando de titular en la serie final, y participar en la Final 4 de la Liga de las Américas, con lo que completó una gran temporada 2016-17.

Cortés reconoce que en su nueva vida "al baloncesto mexicano le voy a estar siempre agradecido, porque me dio una segunda oportunidad en el deporte. Lo que no pude cumplir en Argentina, de asentarme como basquetbolista profesional, lo logré en México. Además, estoy feliz acá, me gusta el país, me gusta su gente y me adapté muy bien. Es evidente que la sangre materna influye".

Sin embargo, Cortés aclara que "la más contenta con todo esto es mi mamá. No sabe mucho de básquetbol, pero disfruta de que me haya reencontrado con la otra mitad de mi familia".

FIBA