19 enero, 2018
25 marzo
19/03/2018
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Alex García: el bravo guerrero

Por: PABLO CORMICK

BAURU (DIRECTV Liga de las Américas) - La sola presencia de Alex García intimida. Esa cara de malo, de estar siempre enojado, marca su carácter adentro de la cancha. Pero cuando no está jugando, Alex parece otra persona: amable, simpático, divertido. Una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. El apodo que Alex no recuerda cuándo recibió pero que adoptó con gusto es el de Bravo. De hecho lo utiliza como parte de su identificación en las redes sociales. “Lo de Bravo surgió por el estilo de juego, la defensa fuerte, la intensidad y las volcadas con potencia”, explica. Esa característica de ser un hombre duro, un guerrero, la descubrió desde que inicio su vínculo con el básquetbol.

“Comencé a jugar en la escuela, a los 13 años. En ese momento mi hermano Eduardo ya jugaba para el equipo de nuestra ciudad natal, Orlandia, y de tanto acompañarlo me empezó a gustar y a interesar cada día un poco más”. Esos primeros pasos, con su hermano como espejo, lo marcaron. Según Alex, Eduardo era mucho mejor que él y piensa que “si hubiese tenido la cabeza necesaria habría jugado en el seleccionado brasileño, en Europa y en la NBA”. Evidentemente Alex sí contó con el atributo que le faltó a su hermano. Si algo no le falta al escolta de Bauru es mentalidad. El gusto de jugar con su hermano se lo dio en Orlandia y algunas ciudades vecinas, en los que ganaron torneos de 3x3 y 2x2.

El contraste de ese guerrero adentro de la cancha es el calmo y hogareño padre. “El baloncesto es mi trabajo y ese es mi estilo. Pero afuera tengo dos hijas, soy un buen marido, me gusta quedarme en casa con mi familia, mirar películas, jugar con los perros. Soy muy tranquilo. Somos dos personas diferentes”, analiza Alex.

El carácter y el talento lo llevaron al seleccionado brasileño cuando jugaba para Ribeirão Preto. Su primer gran torneo fue el Mundial 2002. Luego, el Preolímpico de San Juan 2003, que no fue bueno para Brasil pero sí fue el trampolín de Alex hacia la NBA, cuando no estaba en sus planes. “En el Preolímpico 2003 jugué bien contra Estados Unidos. Cuando terminó el torneo me llamó Gregg Popovich y de la noche para el día fui contratado por los Spurs”. Las lesiones no le permitieron desarrollar una carrera extensa en la liga más importante del mundo.

Pero el escolta brasileño tiene buenos recuerdos: “Mi experiencia en la NBA fue muy buena. Jugué poco por culpa de dos lesiones pero igualmente fue algo único. Salí de Brasil con 23 años y más allá del sueño que todos tienen, no había pensado en jugar en la NBA. El día a día en San Antonio fue muy agradable pero también un poco difícil porque no sabía el idioma, algo en lo que me ayudó Manu Ginóbili, con quien yo estaba mucho en esos tiempos. Además, la filosofía de juego es diferente y eso me trabó un poco y no conseguí soltarme y mostrar mis virtudes. Cuando conseguí estar más suelto me lesioné y no tuve más oportunidades. Luego, en New Orleans, ya estaba más tranquilo por conocer el ambiente y pude jugar 12 partidos hasta que me rompí el ligamento cruzado. A pesar de las lesiones mis recuerdos de la NBA no son tristes”.

Más allá del juego, Alex resalta la experiencia de haber sido dirigido por Gregg Popovich: “Es sensacional. Tiene la manera de llegar al jugador y de saber lo que cada uno necesita. Es muy divertido y vive haciendo bromas. Además, se preocupa porque la familia de cada uno esté bien. Conversaba con mi esposa para saber si ella estaba a gusto en San Antonio. Estaba en cada detalle”.

Alex volvió a destacarse en otro Preolímpico, en Las Vegas 2007. Eso le valió un nuevo llamado de San Antonio Spurs pero una nueva lesión, esta vez en un aductor, le cerró las puertas de la NBA. Y allí surgió la oportunidad de jugar en Maccabi Tel Aviv de Israel. Un equipo muy poderoso con el que llegaría al Final Four de la Euroliga. “Cuando recibí la propuesta estaba asustado porque Israel estaba en permanente conflicto con Palestina. Todo lo que conocía era lo que te muestran: guerra, guerra y más guerra. Pero igualmente firmé un contrato por 4 años sin contarle a mi esposa. Cuando le conté, ella se asustó. Sin embargo, al llegar a Israel la imagen fue otra. Vivía en uno de los mejores lugares de Tel Aviv y en Maccabi tenían una estructura similar a la de varios equipos de la NBA”, cuenta el Bravo Alex, quien no le tenía miedo a los bombardeos cercanos a la ciudad donde vivía. Sin embargo, se fue antes de tiempo. “Fui muy feliz ahí. No cumplí los 4 años de contrato porque la vida del jugador es una, en la que tenemos todo y viajamos mucho, pero la de la familia es diferente ya que mi esposa y mi hija más grande, que en ese momento tenía 3 años, se quedaban solas, sin conocer el idioma y eso me hizo cortar el contrato luego de la primera temporada”, explica García.

Tras la experiencia en Israel, Alex volvió a Brasil. Estuvo un año en Pinheiros, luego seis en Uniceub y ya lleva cuatro en Bauru. Con sus últimos dos equipos ya jugó nueve ediciones de la Liga de las Américas. Fue campeón con Uniceub en 2009 y con Bauru en 2015, premio al MVP incluido. Sin dudas, es uno de los grandes protagonistas de la competencia continental. García es el jugador con más partidos disputados (54), más rebotes (269) y más asistencias (242) en la historia de la Liga de las Américas. Además, está segundo en puntos (838) y en recuperos (79) detrás de Leandro García Morales en ambos rubros. “Soy un jugador completo, que busca perfeccionarse cada año, sobre todo en esta manera de jugar en la que hago un poco de todo. A diferencia de lo que muchos piensan en Brasil que el mejor es el que hace 30 puntos, yo prefiero un partido de 10 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias. Lo importante es ayudar al equipo a ganar”, asegura Alex.

Y agrega: “Si miramos los números soy el mejor jugador de la historia de la competencia. Y los números no mienten”. No le falta razón. Y esas estadísticas pueden seguir creciendo. Porque Alex, de 38 años, promete seguir en actividad para superar la barrera de los 40 años con los que juega su excompañero Ginóbili y también la de los 42 años de su amigo Marcelinho. Por siesto fuera poco tiene como objetivo superar al uruguayo García Morales como máximo anotador histórico. Todavía hay mucho más del bravo Alex para disfrutar.

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