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06/04/2022
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"Estamos con la autoestima muy alta y tenemos buenas chances"

RIO DE JANEIRO (Brasil) - Como tantos niños en República Dominicana, Eloy Vargas soñaba con una pelota. Su meta principal era verla volar hacia su destino. Eloy anhelaba jugar al béisbol. Pero un día algo cambió. En la ciudad de Moca, donde nació y se crió, comenzó a llamarle la atención el básquetbol. Y se propuso que iba a practicar ese deporte. La altura, el talento y la dedicación lo condujeron a ser el destacado pivote del seleccionado dominicano y uno de los referentes de Boca Juniors, que intentará llegar bien alto en la Final 8 de la Basketball Champions League Americas.

El inicio en el baloncesto fue en la escuela que estaba al lado de la casa de la familia de Eloy. Luego, un primo lo llevó al Club Don Bosco de Moca. Y el siguiente paso fue en el Club Domingo Paulino de Santiago de los Caballeros.

Mientras su madre, Ana Vargas, era estilista y dueña de un salón de belleza, su padre Eloy Camacho trabaja como chofer de autobús. El niño Eloy disfrutaba de acompañar a su papá durante los fines de semana, y más si el destino era la playa. Cuando los viajes eran privados, entonces Eloy vendía los pasajes.

El recorrido fue veloz. A los 12 años, con casi 2 metros de altura, Eloy llamó la atención de Nelson Ureña, un prestigioso entrenador de su país. Lo vio en un torneo nacional y supo que ahí había un jugador con un futuro prometedor. Es más, el coach quería utilizar a Vargas en el equipo profesional, pero desistió de hacerlo para no cortarle la posibilidad de conseguir una beca en los Estados Unidos.

Más allá de que Vargas no era un gran alumno y lo que más lo seducía de la escuela era el desayuno que repartían en días determinados, su deseo de ser basquetbolista y continuar su desarrollo en el exterior lo hacía, al menos, cumplir con el acto de presencia escolar.

Y la opción se convirtió en realidad. La preparatoria McDonough, en Miami, fue la que confió en Eloy. Su estancia allí fue de solo un año, pero le sirvió para poner los pies en el territorio que quería. Su segundo lugar de estudio y deporte fue la American Heritage School, también en el estado de Florida. Allí Vargas completó sus estudios secundarios y se destacó como jugador de básquetbol. Su crecimiento, tanto físico como en el juego, lo puso en el radar de universidades importantes.

Se unió a la Universidad de Florida para jugar con los Gators, pero una lesión en el tobillo le impidió demostrar rápidamente sus capacidades en la NCAA. Tras someterse a una intervención quirúrgica, Eloy comenzó muy tarde su temporada y no logró todo lo que se esperaba de él. Entonces, luego de un año, buscó un nuevo sitio: en el Miami Dade College pudo brillar y volver a los primeros planos de la consideración de los analistas y observadores.

La prestigiosa Universidad de Kentucky lo convocó para sus últimos dos años de carrera colegial. Y allí, Vargas se dio el lujo de acceder dos veces al Final Four y de conseguir el título en 2012. Tuvo como compañeros destacados a Anthony Davis, Brandon Knight y Michael Kidd-Gilchrist.

Otra lesión, esta vez en la espalda, alejó a Vargas de opciones tentadoras para iniciar su camino profesional en el exterior. El regreso a su país, a las raíces, fue la manera de reencontrarse con su mejor versión. A partir de allí comenzó un periplo extenso y variado.

Luego de una buena temporada en el Fuenlabrada de España, el gran objetivo de jugar en la NBA se hizo cada vez más fuerte. En 2014, Vargas apostó por ir al filial de Los Angeles Lakers en lo que en ese momento se llamaba D-League. Y estuvo muy cerca de compartir equipo con Kobe Bryant, ya que los pivotes Tarik Black y Jordan Hill se lesionaron. Pero una contusión por un golpe en la cabeza le quitó esa chance. "Solo quería pisar una cancha NBA para ver mi sueño cumplido", contó Eloy.

Después de esa experiencia, el pivote se enfocó en desarrollar su carrera internacional fuera de Estados Unidos. Puerto Rico, Grecia, en donde se quedó "solo unos meses y quería salir rápido de ahí porque no pagaban y la adaptación a Kavala fue muy difícil", según explica Vargas, y Uruguay fueron los países previos a su arribo a la Argentina para jugar en Gimnasia de Comodoro Rivadavia en 2017.

 

Gonzalo García, actual entrenador de Boca Juniors, fue el primer coach de Eloy en Argentina. "Él me abrió las puertas para jugar en este país. Le debo mucho y le tengo un gran respeto", dice el dominicano.
Su arribo a Boca se demoró en el inicio de la temporada porque con Karin Sánchez tuvieron a su segundo hijo, Kayden Anthony Camacho, hermano menor de Ethan Eloy. Tanto Karin como los hijos de Eloy viven en República Dominicana y esa distancia pesa en el día a día. "Es un poco difícil no tener a mis hijos cerca para estar presente para lo que ellos necesitan. Ya pasaron seis meses y lo hemos podido sobrellevar, así que podremos aguantar un poco más. Me ayudaron las ventanas de la Selección porque ahí los pude visitar", dice Eloy.

 

Ya adaptado no solo al básquetbol de Boca sino a la importancia del club en Argentina, Vargas cuenta cómo es formar parte: "Boca es un equipo muy grande y es un privilegio para mí poder estar acá. Cuando mis hijos me pregunten en qué clubes jugué, sin dudas Boca será de los más destacados en mi trayectoria".
Boca está a punto de competir en la Final 8 de la BCLA en Río de Janeiro. Vargas, con pasado en Flamengo, compara a estos dos gigantes del continente: "Son similares por la cantidad de fanáticos que tienen y por la atención que generan en el público y en los rivales".

Previo al cruce con Biguá de Uruguay, el pivote dominicano analiza las posibilidades de su equipo: "Estamos con la autoestima muy alta y tenemos buenas chances. Trataremos de darlo todo para llegar lo más lejos posible e intentar conseguir el campeonato".

Eloy Vargas es uno de los focos de atención de la gran definición de la Basketball Champions League Americas. El pivote de 2,11 metros, de enorme experiencia internacional intentará llevar a Boca a la gloria continental.

FIBA