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27/01/2020
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El baloncesto internacional de las Américas antes de la AmeriCup

El continente americano, extenso y desigual, demoró en unirse en el básquetbol. No se propagó con rapidez el ejemplo de Sudamérica, que fue pionera en competir regionalmente, ya que unida desde la década del 20, en 1930 disputó el primer Campeonato Sudamericano, la que se convirtió en la primera competencia internacional exclusiva de este deporte en el mundo.

Si hasta la región de Centroamérica y el Caribe demoró hasta 1965 para realizar su Centrobasket inaugural, aun cuando los Juegos Centroamericanos habían incluido al básquetbol desde su creación, en 1926.

El básquetbol de América tuvo su reunión bautismal como parte de la primera edición de los Juegos Deportivos Panamericanos de Argentina, en 1951. Estados Unidos, Argentina, Brasil, Cuba, Chile, Paraguay, México, Ecuador y Colombia se unieron en aquella competencia que mostró un destacable nivel deportivo en sus participantes.

Desde allí los Panamericanos se consolidaron para el básquetbol como la cita periódica en el calendario olímpico del nuevo continente. Allí confluían (y aun lo hacen) cada cuatro años, los mejores para competir. Ese mismo calendario y el acuerdo entre la Federación Internacional (FIBA) y el Comité Olímpico (COI) estipulaba que los Panamericanos servían como la vía directa de clasificación para los Juegos Olímpicos. Luego, se realizaban Preolímpicos mundiales, con países de todo el mundo, como repechajes para decidir las últimas plazas disponibles. Ese método se utilizó hasta la edición panamericana de Cali´1975, previa a la olímpica de Montreal en 1976.

Durante las siete ediciones (1951 a 1975) en que se mantuvo este esquema Estados Unidos impuso su previsible superioridad, logrando 6 medallas de oro. Los otros dos países que demostraron ser grandes potencias continentales fueron Brasil (seis medallas, una de oro en 1971, una de plata y cuatro de bronce) y Puerto Rico, que acumuló cuatro podios, tres en el segundo lugar y uno en el tercero. Los argentinos en el inicio (dos platas en 1951 y 1955), México (plata en 1967), Panamá y Cuba tuvieron apariciones esporádicas y fugaces.

A su vez, para los Campeonatos Mundiales eran los torneos regionales los que determinaban las clasificaciones de los equipos americanos. Tanto el Sudamericano, como el Centrobásket eran las plataformas de despegue para el ámbito mundial, al tiempo que Estados Unidos y Canadá entraban directamente, sin necesidad de pelear por su vacante. Así fue hasta 1985.

Esa estructura de funcionamiento competitivo comenzó a cambiar a mitad de los años 70, cuando el 11 de octubre de 1975 se fundó la Confederación Panamericana de Básquetbol (COPABA), la entidad que pasó a administrar la actividad continental, desde sus oficinas en San Juan de Puerto Rico.

Pocos años más tarde COPABA decidió poner fin a la injerencia de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA) en las clasificaciones para los Juegos Olímpicos y dispuso la creación de la AmeriCup en 1980, que en su momento se llamó el “Torneo de las Américas”, como evento preolímpico continental, a través del cual se definieron las tres plazas asignadas para los Juegos de Moscú de ese mismo año. La primera sede fue otorgada a Puerto Rico, que vivía una euforia por el baloncesto, luego de la magnífica medalla de plata lograda en los Panamericanos de 1979, con un equipo compuesto por mayoría de “nuyoricans”, jugadores de origen puertorriqueño, pero nacidos o criados en Estados Unidos, en su mayoría en Nueva York.

Se determinó que el torneo fuera algo más reducido en sus participantes (desde 1967 a 1979 intervinieron entre 10 y 13 equipos por edición en el básquetbol de los Panamericanos), lo que aumentaba la calidad de los equipos. Si bien inicialmente se conformó el Preolímpico con ocho países, la renuncia de Venezuela dejó como históricos “fundadores” a Puerto Rico, Canadá, Argentina, Brasil, México, Cuba y Uruguay, los que finalizaron en ese orden,

Carlos Raffaelli es una de las grandes figuras del básquetbol argentino anterior a la Generación Dorada. Sus recuerdos son positivos sobre la creación del Torneo de las Américas, siendo un destacado protagonista de la primera edición en 1980, en la que terminó como quinto máximo anotador, con 19,0 puntos de promedio. Él había participado de dos Juegos Panamericanos, en 1975 y 1979, y reconoce que “el básquetbol es una de las tantas disciplinas de ese torneo y eso, a veces, nos llevaba a dispersarnos por todo lo que había alrededor. En cambio, en aquel Preolímpico inicial, solo se trataba de básquetbol. Además, el formato era más sencillo y el objetivo era específico: clasificar a los Juegos de Moscú”.

Carlos Raffaelli

El argentino, que brilló entre las décadas del 70 y 80 y que también intervino en el Preolímpico de 1988, remarcó, además, que “al haber menos participantes, estaban los equipos más poderosos, a excepción de Estados Unidos. Entonces el torneo no te daba descanso. Eran todos partidos exigentes e importantes, porque el premio de clasificar a unos Juegos Olímpicos o, después, a un Mundial, era muy grande”.

“El acierto de la implementación de ese torneo está en que cuando se pasó a jugar cada dos años, creció en el interés de los equipos, mucho más cuando Estados Unidos debió empezar a participar y hasta con sus jugadores NBA”, y Raffaelli remata con un ejemplo: “la mayor demostración de la importancia del Torneo de las Américas está en que mientras este crecía, para el básquetbol los Juegos Panamericanos fueron perdiendo interés”.

El puertorriqueño Flor Meléndez es un ícono en su país, pero también es un personaje reconocido en toda Latinoamérica. A sus 73 años no deja lugar para dudas de que “el Torneo de las Américas, que en 1980 fue Preolímpico, pasó a ser el torneo más importante del continente. Todos lo encarábamos con mucha responsabilidad, porque ganarlo era algo grande”. Y para graficar su opinión remata con una cita que lleva su firma: “Siempre dije que para Puerto Rico ganar el Centrobasket es una obligación y ganar el oro Panamericano está dentro de lo posible. Pero si ganábamos un Torneo de las Américas, y más si era Preolímpico, había que festejar con champán…”.

Flor Meléndez

Sobre la primera edición de 1980, ganada por Puerto Rico con marca de 5-1, el veterano entrenador, que por entonces era un joven de solo 33 años, que hacía menos de tres que se había retirado como jugador profesional, recordó que “armamos un equipo que mezclaba experiencia y juventud, que se fortificó con la incorporación de Neftalí Rivera. Ese equipo venía trabajando desde los Panamericanos del año anterior e hicimos una gran preparación. Estaban en un gran momento y jugaron un gran baloncesto que terminó con el título”.

Meléndez participó de otras ediciones como entrenador jefe, en 1993, por ejemplo, dirigiendo a Panamá y en 2011 volvió a conducir a Puerto Rico. Como conoce gran parte de la historia del torneo afirma que “el torneo evolucionó y con él los equipos. Países como Argentina, Venezuela y hasta Islas Vírgenes se convirtieron en grandes animadores. Era el torneo que todos esperaban y las federaciones se peleaban por organizarlo, porque tener a los fanáticos de tu lado, era una ventaja en un torneo tan duro”.

No son pocos los que consideran a Arturo Guerrero el mejor jugador de la historia de México. Esa opinión se fundamenta en que se trató de un anotador incansable, de los mejores de América Latina. En el Torneo de las Américas (Preolímpico) de 1980 resultó el máximo anotador, con 24,5 puntos de promedio. El mexicano considera que “la creación de ese torneo demostraba que FIBA tomaba el mando del sistema de clasificación para los Juegos Olímpicos, que empezaba a ordenar y decidir su calendario continental en América”.

Arturo Guerrero

“Mano Santa” Guerrero vio eso como algo valorable, porque “antes, si no lograbas una plaza en los Juegos Panamericanos, debías ir a un torneo Preolímpico mundial, donde enfrentábamos a muchos poderosos de Europa. Ellos eran producto de ligas muy profesionales, mientras que en América todavía había mucho amateurismo. A partir de 1980 nos centramos en nuestro continente y eso colaboró para que muchos países mejoraran su nivel”.

El mexicano, que después vivió los torneos de 1992 (Preolímpico) y 2009 (Premundial) como entrenador de su país, también remarca el crecimiento deportivo del certamen continental: “Cuando alguna federación no hizo las cosas bien, no se preparó con responsabilidad, quedó en evidencia, porque no estuvo a la altura de lo exigido. Es cierto que en algunos países el calendario de los clubes se hizo más extenso y eso complicó a la selección”.

El Torneo de las Américas no solo fue una nueva y exigente forma de competencia, para transitar desde el ámbito continental al mundial. Fue, sobre todo, la reunión suprema y periódica de lo más jerarquizado del básquetbol de continente.

Alejandro Pérez / FIBA
Photo: Angel Colón / The Toronto Star / FIBA