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29/01/2020
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Brasil y Puerto Rico dominaron América en los 80

La primera década de disputa del Torneo de las Américas, en las cuatro ediciones que contempló, no mostró cambios significativos en la realidad del básquetbol continental. Con Estados Unidos apenas apareciendo en el cierre de los años 80, fueron Brasil y Puerto Rico los que dominaron el torneo, repartiéndose dos títulos cada uno. Los números son elocuentes y avalan la superioridad de estos dos seleccionados sobre el resto.

Los brasileños se quedaron con los títulos en el Torneo de las Américas de 1984, como local en San Pablo, y de 1988, festejando en Montevideo, Uruguay. Además, sumaron un cuarto lugar en 1980 y un bronce en 1989.

Sus números, implacables, no dejan lugar a ningún cuestionamiento. Su rendimiento en esa década inicial fue estupendo, ya que acumuló 26 triunfos en 30 partidos, alcanzando un récord ganador del 87%. Lo hizo a su manera, con un ataque demoledor que trepó a los 101,1 puntos de promedio, escondiendo una defensa que no era para sentir orgullo, ya que recibió 91,3 en contra de media.

Por su parte, los boricuas también disfrutaron de una década para el elogio. Alcanzaron los títulos en 1980, ante su propio público, y el de 1989, en la altura de la ciudad de México, en la primera práctica como Premundial. Quedaron segundos en 1988 y el único traspié fue en 1984, con una frustrante sexta ubicación.

Las buenas performances también se reflejan en sus números: logró un 70% de triunfos, como resultado de un récord de 21-9, apoyado también en un ataque prodigioso (94,1 puntos por juego), claramente superior a una defensa que permitió 81,1 puntos de sus rivales.

Puede pensarse, como una forma de marcar alguna diferencia ante rendimientos muy similares, que Brasil hizo un brusco recambio generacional y conformó una amplia base de jugadores que se sostuvieron durante varios años en un alto nivel. Los inolvidable Oscar Schmidt y Marcel De Souza comandaron un equipo que salía de memoria ante cada torneo internacional, que mayoritariamente integraban, además, Israel, Gerson, Guerrinha, Maury, Cadum, Paulinho Vilas Boas o Rolando Ferreira, y que dejó poco margen para la aparición de otros nombres.

Puerto Rico también hizo su recambio, aunque le demoró algún tiempo más para llegar a resultados similares. De aquel histórico equipo de 1979-80, plagado de “nuyoricans”, fue mutando su esencia, dando paso a otros jugadores formados en la isla como Quijote Morales, Piculín Ortíz, Fico López o los hermanos León. Por supuesto que incorporar a los formados en Estados Unidos siguió siendo, hasta hoy, un recurso habitual. Sin embargo, en los 80 y 90, las raíces boricuas estuvieron más expuestas.

¿Cómo jugaba ese Brasil? Imponiendo el ADN de sus hombres de esa época, expuso a la perfección una manera de sentir el básquetbol, que era, fundamentalmente, desde el ataque. Desplegó una forma propia de entender el juego y conformó un equipo tan particular, como efectivo e inolvidable.

¿Cuál era el estilo de Puerto Rico? Emulando la escuela estadounidense en la que se formaron muchos de sus hombres, fue un estilo individualista, intenso, vertiginoso y bien fundamentado técnicamente. Claro que, para mal y para bien, le agregó el toque latino indisimulable: desordenado, pero con una actitud ganadora inquebrantable.

Más allá de todos estos datos o de la cronología se pueden exponer varios argumentos más para demostrar el porqué del dominio de brasileños y boricuas.

Para Marcel, uno de los anotadores más consistentes de la historia en Latinoamérica (¿y en el mundo?), es difícil el análisis, pero se anima con algunos argumentos. “Lo primero que pienso es que nos aprovechamos de que Estados Unidos no participó y cuando lo hizo en 1989, presentó un equipo de universitarios. Otro motivo era que teníamos hombres altos y buenos, que marcaban diferencias. Brasil tuvo a Marquinhos, Israel, Gerson o Rolando. Puerto Rico tuvo a Piculín, Rivas y Ramón Ramos. Los dos equipos tenían perímetros anotadores, porque sabíamos que si fallábamos, el rebote estaba asegurado”, aporta el paulista como primeras ideas.

Marcel

Pero Marcel, que en aquella década promedió 19,2 puntos en 22 partidos por Torneos de las Américas, se entusiasma y, con la misma claridad que tuvo para jugar, agrega otros motivos: “Muchos de los jugadores de ambos países tuvimos experiencias en Europa y eso nos daba otro ritmo y otra fortaleza en nuestro juego, nos daba un roce que en Latinoamérica no era habitual. También dominamos, porque Argentina tardó un poco más en desarrollarse. Cuando los argentinos mejoraron, pasaron a dominar ellos”.

A los 63 años Marcel, que además se graduó como médico, especializado en radiología y medicina de familia, lanza una carcajada cuando recuerda que “los partidos con Puerto Rico eran muy divertidos. Había muchos lanzamientos y poca defensa… Éramos dos equipos parecidos, con jugadores muy ofensivos y hacíamos posesiones muy cortas. Era otro básquetbol. Después vino la escuela europea de juego controlado y todo cambió”.

Raymond Dalmau es un mito viviente del básquetbol de Puerto Rico y en tres décadas distintas dejó su sello en el ámbito internacional.

Raymond Dalmau

A sus 71 años asegura que “hubo dos grupos. El que se formó en los años 70, con el que logramos el título de 1980, y el que se formó después de nuestros retiros, a mitad de los 80. En ambos casos la característica fue que pasamos juntos un largo tiempo, nos conocíamos mucho. Los nuyoricans que llegamos en los 60 y 70 conformamos un equipo con talento y con ganas de trascender. Y los muchachos que nos siguieron, el grupo de Piculín, Mincy, Fico o Rivas, mantuvieron un nivel igual o mejor que el nuestro, para que Puerto Rico estuviera siempre entre los mejores”.

Dalmau mantiene un récord inigualable en el Torneo de las Américas, ya que es el único que lo ganó como jugador (1980) y como entrenador (1989). “Ese título en México tuvo un gran valor, porque lo conseguimos a pesar de que nos faltaron varios jugadores muy importantes y que le ganamos a un Estados Unidos conformado por colegiales, que era lo que usaba en esa época. Ellos no conocían el ámbito internacional y con una buena estrategia pudimos ganarles. Allí, como en el Mundial de 1990, demostramos que Puerto Rico era una potencia internacional”.

Las estadísticas dicen que Brasil le ganó a Puerto Rico las cuatro veces que se enfrentaron durante los años 80 en el torneo continental. Dalmau reconoce que “Brasil fue nuestra némesis, pero siempre fueron partidos duros y parejos. Éramos dos equipos que peleábamos por ser los reyes de América y generamos una rivalidad que fue todo un desafío y que provocó grandes espectáculos”.

Alejandro Pérez / FIBA